La bodega Frore de Carme apuesta por Albariños Rías Baixas de guarda, que destacan por su marcada personalidad. Cuenta, además, con su Club Ateneo Colección Privada, que ofrece productos exclusivos para empresas y particulares
Un proyecto nacido de la devoción por las cepas de uva albariño. Así se podría resumir cómo Eladio Piñeiro inició su particular periplo en el mundo de la viticultura. Apasionado de esta variedad noble y autóctona desde su niñez, decidió iniciar su proyecto, que daría comienzo en 1983, antes del nacimiento de la propia Denominación de Origen Rías Baixas, aunque posteriormente se vería obligado a realizar un paréntesis profesional motivado por una grave dolencia de su pareja.
En 2006 retomó su proyecto de bodega familiar para “elaborar exclusivamente vinos singulares apartándose de los dictados del mercado”, indica Eladio Piñeiro. “Vivimos enraizados en la viticultura. Por ello, partiendo de la formación, identidad, así como de un equipo con unidad de criterios y gestión profesionalizada, trazamos con claridad nuestra visión de futuro: Una empresa debe tener un propósito superior al de ganar dinero… Trabajamos y vivimos con pasión para ser una bodega familiar absolutamente singular”, afirma Piñeiro, cuyo hijo está finalizando su formación específica de enología en Burdeos, trabajando, además, en bodegas de prestigio y así poder recoger algún día el testigo.
Localizada en Vilagarcía de Arousa, Frore de Carme está en simbiosis con la naturaleza conjugando prácticas que se aproximan a la biodinámica, sumados a los excelentes rasgos del ecosistema de la subzona de Val do Salnés y la influencia atlántica, algo que permite buscar “la pureza” de sus elaboraciones. “Estudiamos cada paso que damos tanto en las viñas como en bodega y siempre salvaguardando la evolución de nuestros vinos en cada botella”, asegura Eladio Piñeiro, quien cree firmemente que “el éxito de un gran vino es su capacidad de emocionar”. Atendiendo a estos criterios, la producción de sus 3,9 hectáreas de viñedo asciende a alrededor de 35.000 litros anuales, con la particularidad de que “solo elaboramos vinos de guarda”.
Por ello, sus Rías Baixas, tal y como indica Piñeiro, “salen al mercado más tarde que los Albariños Rías Baixas de año. La longevidad de nuestros vinos está motivada por la larga crianza con lías de diferentes añadas, partiendo de una fermentación con pie de cuba propio para que tengan un carácter muy marcado de la variedad y del terruño”.
Sus vinos amparados por la D.O. Rías Baixas
La meticulosa labor desarrollada en esta bodega tiene como resultado dos excepcionales vinos: Frore de Carme y Envidiacochina. La honradez de estos vinos se guarda celosamente en unas botellas de diseño propio con una estética que transmite la creatividad, y con un mensaje diferente demostrando su pasión por lo auténtico.
En el caso de Frore de Carme, cabe destacar no sólo su botella que recuerda a un ánfora, con un toque Art Noveau, sino también su etiqueta termo-sensible. A través de esta, el cliente sabrá cuándo el vino se encuentra a la temperatura óptima para su consumo. Además, su tapón de cristal hermético permite el descorche manual y garantiza, al mismo tiempo, la adecuada conservación del producto.
Envidiacochina, por su parte, también cuenta con un packaging diferenciador, dispuesto a modo de recorte de prensa, el cual coincide con una tira cómica cuya viñeta cambia con cada añada contando una historia que previamente se realizó en cómic. La uva que se utiliza para crear este Albariño Rías Baixas procede de viñas localizadas a pie de mar, en laderas de montaña y en terrazas, de una edad media de 35 años.
La bodega Frore de Carme también elabora productos amparados por el Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas de los Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia y cuenta con otros vinos dentro de la D.O.P. Alentejo, de Portugal. Esto permite a la empresa vitivinícola diversificar su producción haciendo llegar al mercado vinos que no siguen ninguna tendencia y simplemente transmiten las características de sus variedades y zona sin más artificios.
Club Ateneo Colección Privada y enoturismo
Otra de las singularidades por las que se caracteriza Frore de Carme es por contar con su propio grupo de amantes del vino bajo este nombre, en él se ofrecen sus vinos de edición limitada mediante asignación a sus miembros de unas pequeñas cantidades de botellas al año. A través de este exclusivo club, pueden interrelacionarse con el día a día de esta dinámica bodega.
Además, se promueven distintas acciones relacionadas con los viajes, el arte o la gastronomía, que también pueden disfrutar todas las personas que quieran visitar las Rías Baixas a través de unos packs de enoturismo muy atractivos que ofrece la bodega, conjugando la gastronomía y el turismo con la vinoterapia y la enología. Para responder a estas necesidades, están terminando las obras en sus instalaciones.
Al mismo tiempo, la bodega está creando una nueva web, mucho más dinámica que mantendrá conectado a sus seguidores diariamente sumergiéndose con ellos en la filosofía Slow Life.