Sus vinos son el resultado de combinar los conocimientos que han pasado de generación en generación con las técnicas vitivinícolas más modernas
Un vino elaborado con una perspectiva artesanal es perfectamente compatible con una bodega equipada con tecnología moderna. Incluso es necesario que sea así. Lo demuestra la Bodega ANADIGNA, de Simes (Meaño), que se inspira en sus raíces familiares para apostar decididamente por un vino de gran personalidad y calidad con el que conquistar nuevos mercados para el Albariño Rías Baixas.
Su responsable, Carlos Rey Lustres, explica que el proyecto “es la consecución de un sueño familiar, comenzado por mis padres, Belarmino Rey y Carmen Lustres” para “poner en valor su trabajo realizado y que a ellos no les dio tiempo a hacer”. Aunque la historia de la empresa se remonta aún más atrás, a sus bisabuelos Filomena y Baldomero, la mayor impronta es la de la abuela Anadigna: “era una mujer a la que le gustaba muchísimo la elaboración y cuidados del vino y de las viñas”, dice Carlos. Su esmero en el cuidado de las viñas hizo que fuese conocida por hacer siempre un gran vino.
De hecho, el emblema comercial de los vinos de la bodega es Nadigna. Ningún nombre podría expresar mejor la filosofía de trabajar “con el mayor cariño y la mayor calidad posible, que den como resultado un vino personal”. Se trata de un vino “equilibrado y con gran expresión”, elaborado a partir de cepas que, en la mayoría de las parcelas, superan los cuarenta años. Como seña de identidad, el toque de acidez y frescura que aporta la uva albariño de la subzona del Val do Salnés de la Denominación de Origen Rías Baixas.
Calidad asentada en el legado familiar y la innovación
La mejora de la calidad es una constante en la bodega ANADIGNA, antes que la cantidad, si bien año a año han ido creciendo también en volumen. En este camino, el responsable de la bodega ubica dos pasos muy importantes: la entrada en la Denominación de Origen Rías Baixas y la contratación de los enólogos Cayetano Otero y Patricia Presas. “Ha sido determinante, ya que la elaboración artesanal se ve aprovechada por los controles más estrictos”, describe Carlos Rey.
La base del legado familiar se enriquece con una constante atención a las innovaciones tecnológicas. Un buen ejemplo es el proyecto de diseño bioclimático que están desarrollando con la Universidade de Santiago de Compostela. Con él, están determinando la eficiencia energética de la bodega. La recogida de datos les servirá para averiguar si existe algún tipo de fuga, la pérdida de calor o problemas de aislamiento en las instalaciones, para a continuación tomar las medidas necesarias para un consumo mínimo de energía.
Avanzando en la exportación con vinos únicos
Hasta ahora, el volumen de su producción ha impedido a la bodega ANADIGNA presentar sus vinos a los grandes concursos. En cambio, desde este año prevén aspirar a los máximos reconocimientos en certámenes vinícolas de prestigio. Aun así, en su haber figura la medalla de oro para sus añadas 2014 y 2015 en la Guía de Vinos y Destilados de Galicia, que organiza Luis Paadín.
Un reconocimiento no menos importante llega ya en los mercados exteriores. La bodega está dando sus primeros pasos exportadores, con el Reino Unido como destino más destacable al que pronto se unirá Puerto Rico, entre otros. Lo que más aprecia el consumidor extranjero “es la frescura y sabor del vino y la valoración calidad/precio, así como la imagen que le transmite la botella”, precisa el bodeguero.
Conscientes de que el actual contexto del mercado vinícola no permite despistarse ni un solo día, en bodega ANADIGNA proyectan diversas colaboraciones comerciales para dar a conocer su producto en nuevos mercados, así como en su tienda online, y también preparan vinos aún más exclusivos, más singulares, capaces de transmitir todas las cualidades de Rías Baixas. El primero que llegará, pronto pero sin prisas, tomando el tiempo necesario, será un vino a partir de uvas de cepas centenarias, con una elaboración pausada y una medida crianza sobre lías en un foudre de madera.